Cuando un trabajador sufre un accidente de trabajo hay varias consideraciones a tener en cuenta.

En primer lugar, un accidente de trabajo tiene que ser “a causa del trabajo”, aunque no necesariamente tiene que producirse en el lugar de trabajo, ya que el conocido como accidente in itinere comprende aquellos sucesos que se producen yendo o viniendo del centro de trabajo.

Hay varios supuestos de accidentes de trabajo, que van desde aquellos que se producen con ocasión de ejercer la actividad sindical hasta la agravación de una enfermedad previa. Se excluye la fuerza mayor o la actitud dolosa, es decir, con mala fe por parte del trabajador.

Hay que tener en cuenta que un accidente no es una enfermedad, esto afecta a la hora de distinguir quién paga los medicamentos, la rehabilitación y a la mera existencia de un derecho a recibir indemnización, además de aumentar la protección del trabajador frente al despido.

¿Qué tengo que hacer en caso de sufrir un accidente? Por supuesto, lo primero es cuidar por la integridad física, solicitar ayuda y recibir atención médica. Una vez superado ese momento, se debe informar al empleador, ya sea mediante el Departamento de Recursos Humanos o mediante el Departamento de Prevención de Riesgos Laborales

A partir de ese momento, podemos empezar a pensar en cómo conseguir una indemnización que cubra todos nuestros daños.

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